El 26 de octubre de 1996, un grupo de personas intersex -aquellas cuya anatomía física no se ajusta a los estándares científica y culturalmente definidos para el cuerpo humano- se manifestó por primera vez por el reconocimiento y protección de sus derechos ante la sede en Boston de la Academia Americana de Pediatría.  

25 Octubre 2021

De ese momento, la fecha se ha convertido en un momento de conmemoración internacional que, bajo el nombre de Día de la Conciencia para la Comunidad Intersexual, busca llamar la atención de la opinión pública sobre las deudas pendientes en materia de Derechos Humanos de este colectivo, que compone entre el 1,4% y el 1,7% de la población global. 

 Pero también, a pesar de los avances en los derechos de la comunidad LGBTI+, se trata de un día para advertir de los sistemáticos esfuerzos de invisibilización de las personas intersex y de cómo ellas encarnan la diversidad corporal de la humanidad. En esta entrevista, Franco Pradenas, coordinadore de Comunidad Intersexual Pacífico Sur -una de las dos organizaciones de la comunidad intersexual en Chile- habla con el Departamento de Género UDP respecto de los obstáculos que las personas intersex se encuentran a lo largo de sus vidas, de las trasgresiones corporales que sufren apenas nacen y de la articulación del propio colectivo para transformar un sistema médico y social que no les reconoce.  

 ¿Por qué es necesario poner en el centro la idea de la conciencia cuando hablamos de la comunidad intersex? 

 Primero que todo, hay que entender que la comunidad intersex es un poco distinta al resto de las comunidades LGBTI, dado que lo nuestro no es algo en lo  que hayamos podido tener algún tipo de poder de decisión. El único pequeño espectro de decisión es el que nos permite asumir quiénes somos, porque es algo con lo que nacemos y, en el 99% de los casos, es algo que se oculta. 

 Existe un secretismo familiar, desde el que une crece sin saber, y se  entera cuando ya es adulte o, en el mejor de los casos, en la adolescencia. Y cuando esto sucede, te das cuenta que, aparte de ser todo un tabú familiar, se trata de algo de lo que no se conoce. Existe desinformación y una falta de conocimiento veraz y técnico que es demasiado grande y que tiene consecuencias. 

 Por ejemplo, muchas personas piensan que ser intersex es lo mismo que ser  bisexual. Otras piensan que se trata de hermafroditismo, que es un concepto técnico que no puede aplicarse en la especie humana. En muchas especies, existen hasta 5 sexos biológicos, pero les humanes tenemos dos grandes áreas: endosexual e intersexual. Dentro de lo endosexual existe el macho y la hembra y dentro de la intersexual, una cantidad de variaciones muy alta.  

 Y esto es algo completamente ajeno al conocimiento popular. Si vas a la calle y  le preguntas a diez personas sobre esto, es muy probable que no tengan idea. Es algo que está en pañales en comparación a la conciencia y al reconocimiento de las vivencias de la gran mayoría de las otras comunidades del espectro LGBTI. Sí o sí, seguimos siendo una de las letras más invisibilizadas dentro de la misma comunidad. 

 Incluso, muchas personas que son parte de la comunidad sexo-género diversa no conocen y no saben que existe la intersexualidad. Tienen muchos tabúes, dudas e, incluso, fetichismos. Por eso hay que visibilizar y hacer conciencia de lo que la intersexualidad significa. 

 Esta desinformación genera situaciones en las que la intersexualidad se considera un trastorno de salud. ¿Cómo afecta esto a la visibilización del colectivo? 

 Las patologías médicas son situaciones que te generan algún problema o sufrimiento. En la intersexualidad, esto no pasa; hay muy pocos casos en los que  la intersexualidad necesita algún tipo de intervención debido a un tema de salud mental o física. En la mayoría de los casos, las características intersexuales conviven dentro de un mismo cuerpo sin generar un problema físico.  

A pesar de esto, aún no se nos ve como un problema social y médico. Y lo poco que se sabe, está malversado. Por eso, visibilizar y hacer conciencia de que no es  un problema ni estamos enfermes por ser intersex, es algo que todavía está muy en pañales y es más necesario de lo que parece ser, porque no es solo un tema de estigma, sino que porque se siguen practicando intervenciones no consensuadas durante el período de la niñez y de la adolescencia e, incluso, en los primeros días de vida, en los cuales tienes cero poder de decisión sobre tu cuerpo.  

 Además, existe desconocimiento dentro de las mismas familias. Si  les dicen que su hije está enferme, por supuesto que van a querer que se haga todo lo necesario por sanarlo. Después te enteras de que no existía esa necesidad.  

 ¿Qué aspectos de la realidad de las personas intersex son los más invisibilizados y qué efectos produce este fenómeno? 

 Precisamente, uno de los aspectos más invisibilizados son  las llamadas terapias médicas afirmativas, pero que se practican fuera de toda voluntad de las personas intersex.  

 A muches, y yo también me incluyo, se nos opera al momento de nacer. Aunque suene muy cruel y burdo, la mayoría de  las operaciones se hacen para feminizar, porque es más fácil cortar que poner. Se opta a una feminización porque se supone que va a mejorar la calidad de vida de la persona, lo cual no ocurre en más del 80% de los casos. Porque finalmente es como jugar al achunte a la nada; en el desarrollo puberal y de la vida de la persona se nota que no es así.  

 Y, en el momento de la pubertad, te administran hormonas diciéndote cualquier otra cosa; a mí me decían que era la pastilla para “hacerme señorita” y yo no tenía idea de lo que me estaban metiendo. Eso genera problemas, porque estás forzando a un cuerpo a  un desarrollo que tiene consecuencias médicas y psicológicas. Porque une siempre sabe que algo pasa, pero no sabe qué.  

 Esto produce una situación de ambigüedad y una inestabilidad emocional muy grande. Fuera de la salud mental, estos tratamientos generan problemas médicos, como el cáncer. Dentro de la agrupación, tenemos a personas que, a raíz de que les han hormonado y  les han hecho intervenciones fuera de su voluntad, les han generado problemas cancerígenos y, con eso, el inicio de todo un proceso de quimioterapias, una merma en la calidad de la vida y la economía. 

 Se trata de todo un sistema que daña la vida del  ser humano, debido al desconocimiento y el intento de forzar una binarización de los cuerpos que no es propia de éstos. 

 ¿Cuáles son los principales frentes de lucha de la comunidad intersex en el continente y, particularmente, en Chile? 

 Una de las primeras cosas con las que estamos trabajando es en componer grupos de apoyo para personas que ya han pasado por esto. Tenemos que ser súper conscientes de  que, además de tener mucho trabajo por delante, también existe un gran arrastre de pega atrasada.  

 Hay personas que necesitan reparación de alguna manera. Incluso, necesitan poder juntarse con otra persona intersex y darse cuenta que no son las únicas personas del mundo que han pasado por eso. Se convive con esa sensación de que eres el bicho raro de los bichos raros, por así decirlo.  Y eso es muy dañino, es sentirse estigmatizade dentro de tus propias comunidades.  

 Uno de los focos es levantar información de la comunidad intersex y trabajar con las personas que necesitan reparación y empezar a articular las demandas que  la misma comunidad nos va transmitiendo. Les activistas podemos tener ideas y razones, pero lo más importante es estar en contacto con tu comunidad, la que va dictando los pasos hacia adelante. 

 ¿Y qué pasos han detectado en este contacto con la comunidad? 

 El primero es el de la despatologización intersex, la que no está ni un poco cerca de lograrse. Las veces que hablamos con médiques, siempre nos lo plantean como un problema de salud y no como una opción válida de vida o de corporalidad. Nunca lo abordan como algo  que puede existir sin ser un problema.  

 Y esa despatologización es necesaria para que  se terminen las terapias, como las mutilaciones genitales al momento de nacer o las de conversión o acomodación física involuntarias. También para que se terminen las mentiras y el daño psicológico de las familias, que salen tan perjudicadas como la misma persona intersex.  

Esto  es necesario para poder impedir que el daño continúe produciendo en las generaciones venideras. Ya se ha perjudicado mucho a las anteriores y necesitamos que eso no ocurra con las que vienen.  

 ¿Y qué sería necesario para terminar con esta despatologización? ¿Se requiere una ley que reconozca los derechos de las personas intersex, como la Ley de Identidad de Género?  

 Una de las primeras cosas que estamos tratando de luchar en Chile es incluir el derecho de las personas intersex, es decir a que no sean objeto de intervenciones no voluntarias, dentro del marco de la nueva Constitución. ¿Por qué no una ley antes de esto? Porque finalmente lo que establezca la Constitución, aunque sean dos líneas de mención, va a poder dar posibilidades para generar nuevas leyes en defensa de los derechos de las personas. 

 Si nos basamos en la actual Constitución, lo más probable es que no logremos mucho. Porque ésta se basa en que la decisión médica es la que prima y, junto con el criterio profesional, es una cosa que estamos muy lejos de poder cambiar. 

 En el activismo internacional hay que juntar voluntades de todas partes para lograr incidir en los grupos médicos que deciden los manuales de categorización médica -como el CIE y el DSM-, en los que la intersexualidad es considerada una enfermedad. Y, si bien es cierto que existen estos manuales, no hay una obligatoriedad a tomar uno o otro. Cada profesional toma versiones que le son más cómodas o en las que confía más, dependiendo su propio criterio, para catalogar y diagnosticar. 

 Por eso, lo primero es lograr establecer el derecho básico a ser seres humanes en lo que es la nueva Constitución. Porque desde ahí podemos establecer un piso mucho más potente para que se nos dé la calidad de personas.  

 Volviendo al foco de la desinformación, ¿Cuál es el rol de las facultades de medicina y de la salud? 

 Una educación sexual más integral. Y esto tiene que ver con formar desde una perspectiva de género, basándose por ejemplo en instrumentos internacionales, como el informe temático sobre discriminación a la población LGBTI de la CIDH de 2015, que es bastante claro respecto a los cuatro pilares de la sexualidad humana.  

 Éstos pueden parecer burdamente básicos, pero es algo que no conoce nadie. Entre estos pilares, se encuentra el sexo biológico; y si se incluyen en materias para profesionales no solo de la salud, sino también de la educación y del derecho, se puede lograr instalar la idea de que el sexo biológico se refiere a la corporalidad y en ella existen más variantes que solo macho y hembra. Y es un conocimiento que todavía se va construyendo, con nuevas investigaciones.  

 Por ejemplo, desde hace muy poco se están haciendo estudios que apuntan que algunos casos de ovario poliquístico en personas asignadas hembras al nacer, en verdad son variaciones intersexuales. No todos los ovarios poliquísticos, por supuesto, pero sí una gran gama de personas que presentan esta situación está relacionada con una sobreproducción de hormonas y eso es es un tipo de variación intersexual. 

 ¿Esto implicaría transformar por completo el paradigma de  la categorización sexuada de los cuerpos, que todavía se centra en la evidencia genital? 

 Si somos más técniques en el tema, las personas no se catalogan sexualmente solo por la  genitalidad, sino que por seis parámetros. Uno de ellos es el ADN, el cromosómico, que es uno de los más conocidos; otro es, incluso,  la composición cerebral, porque las hormonas que bombardean a la criatura durante el quinto mes de gestación tienen influencia en la fijación de la memoria y en la creación de la composición cerebral.  

 También están los órganos sexuales primarios, que son  los genitales, pero también tenemos los secundarios, como son el crecimiento de las mamas y el agrandamiento de la próstata, que se manifiestan en la pubertad. También están las hormonas primarias durante el embarazo y que determinan el desarrollo del feto y las secundarias que se activan en el desarrollo puberal, el que marca una diferencia importante entre las corporalidades. 

 Si pusiéramos en un ecualizador a estas variables, casi que cada persona tiene su combinación única. Y existen variaciones intersexuales muy amplias. Y esto es algo que no  se conoce y debería ser básico en la formación de personas que están estudiando una carrera del área de la salud.  

 Para transformar todos estos escenarios, ¿En qué iniciativas se encuentra trabajando la Comunidad Intersexual Pacífico Sur? 

 Como te decía, uno de los grandes focos es trabajar con la comunidad dañada y que ya pasó por todo esto. Por eso, tenemos dos instancias activas. Uno es el encuentro “Vivir la I”, que generalmente se realiza una vez al mes para recibir a todas las personas intersex que hablen español y que quieran unirse a nuestra red. Tenemos a personas de diferentes partes de América Latina e incluso de Estados Unidos; la idea es poder comunicarnos y vernos a la cara y decir “aquí estamos, tenemos esta historia, nos ha pasado esto” y encontrar un lugar donde podamos plantear que no tenemos una enfermedad ni somos bichos raros, sino que somos personas comunes y corrientes.  

 Pero no nos quedamos solo con esto. También estamos desarrollando un encuentro terapéutico, guiado por un psicólogo, justamente para ir trabajando en la sanación de la historia.  

Por otro lado, estamos a punto de publicar el libro de  una investigación que llevamos varios años trabajando y en el que han participado profesionales de salud mental, en base a unos primeros encuentros y esfuerzos en 2018 y 2019.  

 Otra cosa que hacemos es incidencia política. Trabajamos dentro de la red Duras, compuesta por 50 a 60 activistas y organizaciones independientes que incidimos en la Constityente. Es un trabajo articulado muy interesante desde el que hemos podido incidir en los textos, en lo que se va a exponer, y trabajamos de la mano con la otra organización intersex del país, que es Interesexuales Chile.